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El llamado para ser una comunidad Eco-Amigable


La conmemoración del Día Mundial del Ambiente es un momento ideal para hacer una reflexión acerca del impacto que nuestras acciones le causan al planeta y cómo podemos colaborar de forma preventiva para contrarrestar las consecuencias del crecimiento poblacional.


¿Quién es el responsable de tomar medidas que reduzcan el impacto? ¿Serán acaso los gobiernos con la implementación de políticas carbono neutrales, por ejemplo? ¿Serán las industrias, quienes tienen una producción permanente para atender las demandas de los clientes?... Ahora bien, si consideramos a las personas, como consumidores constantes, ¿se les podría delegar cierta responsabilidad sobre el desecho y manipulación de ciertas materias?


No es el momento de hacer señalamientos, pero sí es momento de crear una comunidad socialmente responsable, integrada por varios actores sociales que puedan tomar medidas paliativas, correctivas y preventivas para que el medioambiente no siga siendo víctima de la humanidad y, por consiguiente, podamos asegurar un mejor lugar para que vivan las próximas generaciones.


Este 2018, el llamado de la Naciones Unidas se centrará en el uso de plástico, el cual tiene un único uso para luego ser desechado y durar años hasta su descomposición, dejando una huella mortal en la vida marina y en los ecosistemas naturales. Según la ONU, cada año se producen 500 mil millones de bolsas plásticas y, por minuto, las personas adquieren un millón de botellas plásticas en bebidas o productos para el hogar. De mantener estas cifras, la contaminación irá en un aumento, amenazando a la misma salud pública.


Por esto, reiteramos la importancia de organizarnos y educar en la reutilización de ciertos materiales para extender su vida útil, reciclar todos aquellos que pueden generar nuevas materias y así evitar extraer recursos y energías naturales. También es importante la creación de una cultura familiar en la que todos velen por una adecuada clasificación de sus residuos y los entreguen a los centros de acopio para un eficiente tratamiento.


¿Y las empresas cómo podemos aportar para ser eco-amigables? Sea una PyME o una multinacional, todas estamos en la obligación de velar, desde nuestra operación, por el cuido del medio ambiente. Los comités de innovación tienen el reto de buscar las rutas adecuadas para que el negocio sea funcional, al mismo tiempo ser responsable con el planeta; lo cual genera un efecto dominó con sus socios en toda la cadena de suministro. Los proveedores, clientes y socios estratégicos, también, tienen que implementar procesos o políticas que aseguren que no habrá un daño colateral a la naturaleza.


En Cargill, implementamos sistemas de gestión que permiten monitorear y minimizar en tiempo real nuestro impacto ambiental. Hemos tomado medidas en diferentes países para aportar en este tema, por ejemplo: en Nicaragua se instaló casi 1 MW de potencia en el Centro de Distribución de Tip Top, para generar energía limpia aprovechando los recursos naturales y de igual forma impactando en un ahorro significativo que contribuye al uso eficiente de la energía eléctrica.


En Costa Rica, contamos con 237 hectáreas de bosque protegido que representa un sumidero de CO2. Este proyecto se le llama “Ecogranja”. Por su parte, se han hecho esfuerzos importantes en la conservación y sostenibilidad del recurso hídrico con las plantaciones y bosques de las eco granjas ubicadas en Honduras y Costa Rica, estudios sobre protección de fuentes de agua y la aplicación de controles para la calidad del agua.


En la Planta Incubadora de Honduras y Planta Perry de Guatemala, instalamos calentadores solares que abastecen el agua caliente para las duchas de los baños y para otros procesos.


Para integrar a nuestros más de 10,000 colaboradores en Centroamérica, promovemos iniciativas regionales en responsabilidad social orientadas a la siembra de árboles y proyectos de reforestación, limpieza de ríos y zonas verdes, charlas a estudiantes en conservación de los recursos, campañas de reciclaje, entre otros.


De esta forma, no solo impulsamos acciones propias en nuestra operación, sino que también hacemos partícipe a nuestra gente para que se involucre y sea un actor clave en esta ardua tarea por cuidar y conservar nuestro planeta.


Escrito por: Cristian Díaz, Gerente de Seguridad, Salud y Ambiente, Cargill Centroamérica.

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