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Editorial Cosep: Comparando canastas


Hace un par de semanas, al referirme a la negociación de salario mínimo, mencionaba que los principales objetivos de COSEP son, mantener el empleo formal existente protegiendo el poder adquisitivo de los trabajadores, conservar la sostenibilidad de las empresas y estimular la generación de más fuentes de empleo formal a través del fomento y promoción para la creación de nuevas empresas.


Cuando hablamos de proteger el poder adquisitivo, uno de los elementos a tomar en cuenta es el costo de la canasta básica. Sin embargo, a pesar de que año a año este es uno de los temas que más se comentan por moros y cristianos en el marco de la negociación salarial, la mayoría de estos comentarios carecen en su contenido de un riguroso análisis económico.


Comparemos canastas con canastas


El primer elemento que debemos destacar es que nuestra canasta básica es la única canasta en la región centroamericana que no está compuesta en su mayoría por alimentos.

En el resto de los países más del 96 por ciento de los productos que integran la canasta básica son alimentos, mientras que en Nicaragua este grupo sólo alcanza el 43 por ciento (23 productos de 53 son alimentos). Nuestra canasta incorpora además de alimentos, 11 productos del hogar, 4 tarifas y 15 artículos del vestuario.


En segundo lugar, es la canasta básica que tiene el mayor número de productos en toda la región.


Costa Rica tiene la canasta, después de la nuestra, que incorpora el mayor número de productos y prácticamente la totalidad (51 de 52 productos) son alimentos, Guatemala tiene 33 de 34, Honduras 29 de 30 y en El Salvador 22 de 23 son alimentos.

Es por ello por lo que no se puede comparar nuestra canasta con la canasta de los otros países de la región. Pero hay más diferencias.



En tercer lugar, el tamaño promedio nacional de la familia en los países centroamericanos es diferente. En Honduras es de 5 personas y le siguen en orden de importancia; Guatemala, con 4.8 personas; Nicaragua, 4.3; El Salvador, 3.7; y Costa Rica que cuenta con una familia de 3.2 personas.


Aunque la familia en Nicaragua es de más de 4 personas, todas las discusiones parten de un supuesto equivocado, que una sola persona debe cubrir el costo de la canasta cuando al menos dos personas deben hacerlo.


En cuarto lugar, los sectores beneficiados con el salario mínimo no sólo son urbanos sino también rurales y en este aspecto acotamos que sólo en dos países existen datos de la canasta de consumo básico rural, Honduras y Costa Rica. En esto hay que entender, que el consumo rural es distinto del urbano por lo que la misma canasta no puede ser aplicable para todos.


En quinto lugar, las familias de Nicaragua consumen el segundo mayor volumen de alimentos mensualmente, 173 kilogramos (Kg). Le antecede en orden de importancia, Guatemala, 180 Kg, y le siguen Honduras, 169 Kg., El Salvador, 104 Kg., y Costa Rica, que alcanza 103 Kg.


Tenemos menos productos alimenticios en nuestra canasta que en el resto de los países de Centroamérica, pero mayor cantidad de unidades por producto y mayor consumo.


Y ese es el sexto elemento, ya que al tomar en cuenta el tamaño promedio nacional de las familias de cada país, el volumen de consumo per cápita de alimentos es mayor en Nicaragua, 39.9 Kg., seguido de Guatemala, 37.7 Kg., Honduras, 33.8 Kg., Costa Rica, 31.7 Kg., y El Salvador, 27.9 Kg.


Lo anterior explica en parte, el porqué del costo de la canasta básica donde sólo incluimos alimentos, es mayor en Nicaragua, alcanzando C$8,734 a noviembre 2017. El ejercicio fue hecho para las canastas de los demás países en córdobas, con los precios al consumidor de Nicaragua a ese mes, siguiéndole en orden de importancia y en un porcentaje del costo de Nicaragua; Guatemala, 93.6%; Honduras, 78.6%; Costa Rica, 65.2%; y El Salvador, 53.9%.


Estos son hechos importantes porque no debemos obviar que nuestra economía es la más pequeña de la región y aun comparado con las economías más grandes, el costo alimentario de la canasta es mayor en Nicaragua.


Debemos superar los mitos y hablar de realidades. No podemos ponernos en una carrera por alcanzar una canasta fuera de la realidad económica del país y de la región. La mejora salarial y del poder adquisitivo debe lograrse a través de mejoras en el incremento de la productividad laboral y no politizando y manipulando estos temas.

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