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RUTH ASUMIÓ EL RETO Y AHORA COSECHA SU TRIUNFO

¿De qué manera pensás ahora que ya sos una profesional, ayudar a tu país? La pregunta queda flotando en el aire por un par de minutos, mientras Ruth Noemí Alvarado Morales repasa en su mente su propia historia personal y regresa una década atrás, cuando su vida cambió.

  • La historia de Ruth Alvarado es un caso de éxito que presenta Fundación Telefónica con su programa Proniño que se implementó en Nicaragua y que apoyó a más de 16 mil niños, niñas, adolescentes y jóvenes.


En 2006, cuando tenía 12 años, la realidad de Ruth Alvarado era parecida a la de muchos niños nicaragüenses: nacida en una familia de escasos recursos, constantemente era testigo del esfuerzo de su papá para poder cubrir las necesidades de sus seres queridos, entre ellas, los estudios de su hija.


Sin embargo, gracias al programa Proniño de Fundación Telefónica, esta habitante del barrio El Recreo de Managua recibió, en sexto grado, la oportunidad de seguir estudiando con el apoyo del programa que impulsaba la protección integral de los niños; la calidad educativa de las escuelas dentro del Programa; y un fortalecimiento de los agentes sociales y de las instituciones sobre el Trabajo Infantil. Así, con su familia en mente, Ruth se propuso superarse: “Al ver que ellos necesitan, yo me daba cuenta de que yo necesitaba estudiar, prepararme para ayudarlos”, afirma.


De la secundaria a la universidad

Por ello, esa inspiración la motivó durante toda la secundaria a sacar el máximo provecho de la ayuda ofrecida por Fundación Telefónica, como uniformes, cuadernos, reforzamiento escolar, charlas motivacionales y otras actividades de formación a docentes de las que también se beneficiaba.


Una vez que llegó a quinto año tomó otra oportunidad y las puertas de las Universidad Americana se le abrieron para estudiar una licenciatura en administración de empresas. Esta vez fue el Programa Social para Jóvenes, siempre de Fundación Telefónica, que se encargó de cubrir sus gastos, como libros, viáticos y todo el costo de la carrera.

“Tomé la decisión de estudiar administración de empresas porque yo siempre tuve en la cabeza que quiero mi propio negocio”, asegura Ruth, quien recientemente se graduó de la universidad.


Sin embargo, con este efecto mariposa que comenzó en 2006 cuando obtuvo la beca, Ruth quiere llegar aún más lejos, aún más lejos que ayudar a su familia, aún más lejos que cumplir sus sueños, aún más lejos que quien era esa niña que, diez años atrás, soñaba con solucionar el sufrimiento de su padre. Y es que esta joven no se detiene: en diez años se ve a sí misma estudiando incluso más, preparándose constantemente para ser una mejor profesional y “cosechar más éxitos”, según lo define ella misma.


Es por ello que, luego de un par de minutos de repasar su propia historia, es que responde, con seguridad, a la pregunta de cómo piensa ayudar a Nicaragua una vez que se convierta en una profesional con su propio negocio. “Me gustar el trabajo que hace Fundación Telefónica. A través de mi profesión me gustaría ayudar a más niños”.


Esa es la magia de ayudar a un niño: cuando ayudás a un niño, ayudás a su familia y a un país entero. Ayudás, en fin, a que se sigan escribiendo más historias como esta.









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